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lunes, 21 de enero de 2013

Idolatría


De la gratitud serena,
que el viento transporta
desde tu silencio a mi algarabía,
engendraré el último consuelo.

El tiempo de tus olvidos
es alimento de mis recuerdos
libres ya de la infantil impaciencia. 

En mi espera de siglos,
con tu consumación en segundos,
formulé un mitológico origen,
un crepúsculo de infinitas eras,
inabarcable cosmogonía
de universos íntimos.

Una elevación hasta el Olimpo
te fue concedida
por lo secreto de mis anhelos,
por mi humanidad herida.

Tus manos sanadoras dejaron
impronta en mi epidémica memoria,
alimento para las hogueras
en inviernos de calma resistencia.
JcS