Serénate impaciencia,
guillotina tu propio yo
y acógete a la velocidad del caracol.
Serénate impaciencia y obedece
a esta razón que me gobierna y me domina.
Arranca las páginas del libro de poemas,
armas cargadas de vanos sueños,
refúgiate en los números y los cálculos,
en las leyes y las fórmulas.
Despierta ilusa impaciencia
pues sabes que larga es la espera,
Desbócate impaciencia,
y desoye a la razón que tiraniza,
pues cada instante debe ser apurado
como el último sorbo de la copa,
como la última calada del cigarrillo.
Desbócate impaciencia,
desintegra las fronteras
de lo calculado y lo impuesto.
de lo calculado y lo impuesto.
Desobedece al reloj que marca las rutinas
y estalla en supersónica escapada.
Que los segundos no te atrapen,
y seas tú quien devore al tiempo en su constante fuga.
JcS
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