mientras mi lengua recorre tus labios
guiada por un rastro de tabaco y whisky.
Mi estomago me sitúa entre la exaltación y el vómito.
No quiero medir las distancias,
te invado con timidez obscena
y unas manos que no son las mías juegan al despiste
con la cremallera de tus pantalones,
escaso éxito.
Provoco más confusión que éxtasis, más carcajada que gemido,
resbalo torpemente sobre tu inabarcable piel,
mis brazos se apartan para que mi boca sacie su narcótica sed
en tu sudor.
No quiero que rías: ¡gime, jadea, grita!
Me esfuerzo por mantener la constancia rítmica de un Nijinsky del sexo
y me descubro torpe como hipopótamo en el fango,
abriendo su horrenda boca.
Ante tu estupefacción y mi vergüenza
la humedad se extiende imparable sobre las sábanas.
JcS
mamma mía!!
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