Declaro,
la inexistencia de una poética de la justicia
pues justicia es un término viciado
en poder de los mercachifles.
Creo en una poesía delictiva y en constante
fuga
que desorganice, rebele y alborote este estatus
de privilegiados y sufrientes.
Declaro,
que la tentación de abandonar la escritura,
por el deseo de ajustarse a la norma
complaciente,
se derrumba ante la percepción de un cosmos.
donde la existencia es prosaica, rígida y
previsible
sin versos que desvirtúen, reformulen y
permitan el desorden
emocional y necesario.
Declaro
que en el caos se conjugan las historias,
que la cónica espiral es la forma perfecta.
Promulgo que en la contaminación está la
clave,
en el kibutz del desierto reside la audacia.
Reitero el tópico de la locura como andamiaje
de la frágil y aceptada cordura.
Declaro,
la guerra de los desarmados,
del verso contra la cifra,
de lo
“fieramente humano” contra lo estadístico y recomendable,
de lo simple
y efímero contra profecías de paraísos
en mundos futuros,
del ahora contra un mañana que quizás no sea,
el microsegundo en desafío al engañoso eterno.
Declaro,
la completa inutilidad de la poesía
en tu mundo de planes y horarios,
acepto y confirmo su valor incalculable en el
mío,
concibo nuestras vidas como universos
distantes y en deriva,
nunca tangentes,
y versifico tu racional rechazo a mi invasión
natural.
Declaro,
solemnemente y con perjurio,
la culpabilidad de mi mano por su escasa dedicación a la escritura
más no dudo que las culpables son las tuyas
que anduvieron entreteniendo al ingenio
con gestos de desaire bajo apariencia de
promesas.
fascinante........
ResponderEliminary qué sería lo indeclarable?
ah cómo me quema esa pregunta
Totalmente. La poesía es esta piedra en tu vidrio reluciente...Un abrazo.
ResponderEliminarfuerte abrazo declarado Julio.
ResponderEliminarse te echaba mucho de menos.
Yo suscribo cada una de esas declaraciones y me uno a las intenciones.
ResponderEliminarBesotes Julio