un adiós impuro,
de esencia difrazada,
travestida, reprimida,
corrupta en su discurso.
Es este adiós
un adiós híbrido,
"fieramente humano",
pues no respeta
paradigmas ni modelos
y se muestra criminal
con sus engaños.
Mi cuerpo rechazado
te seguirá acompañando
en interminables paseos,
en diálogos que esconderán
las palabras sinceras,
la verdad inexpresable.
Será mi alma quien,
herida en sereno y silencioso
tormento,
emprenderá definitiva fuga
hacia tiempos y moradas
no invadidos por tus contradicciones
y mis espejismos.
Y me verás
sonreírte y esperarte,
sin saber
que mis costillas sólo esconden
un frío hueco,
que mis ojos ya no miran
y sólo finjen recorrerte.
JcS
La sonrisa, esa sonrisa, parece un rictus amargo que esconde un hueco insondable. Un abrazo.
ResponderEliminarsiempre un placer leerte Julio.
ResponderEliminarun fuerte abrazo.
Qué poema...
ResponderEliminarQué bonito Julio. Un beso grande!
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