si tus manos permanecen, promesa de infinito,
tus pies y tu cabeza marcan el punto de fuga,
cuestión de medidas.
Pragmática tu condición de idealista,
la definitiva revolución sentimental
de hoy, ya no es válida en los deseos programados
de mañana.
Rentable tu entrega permanente y pasajera,
alcohol volátil que embriaga en microsegundos,
con contraindicación, en tres golpes de aguja
te devuelve a los callejones.
Macabra tu lenta y equívoca despedida,
porque suele parecer
que siempre estás de vuelta.
JcS
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