reveladora.
Agonizan los cosméticos alumbrados,
embaucadores y tramposos,
liquidados por despertares bajo cero.
Los cementerios hacen su agosto,
las sepulturas se llenan de ancianos,
de abrazos diplomáticos,
de deseos mutilados por la lucidez
que fue silenciada en diciembre.
Si de comienzos se trata,
renacer del frío que se enquista en los huesos,
sentirse hipotérmicamente vivo,
no requiere más que de la cuenta atrás del doce.
A partir del golpe de reloj
todo es creciente
menos la noche y el calendario
al que vamos desnudando
sin lascivia, con nostalgia,
con la resignación irreverente de los niños.
Enero es un mes acuñador de verdades:
de la verdad de las intenciones,
de las dimensiones ciertas de la verdad,
de la verdad adornada con mentiras,
de la mentira construida
con medias verdades.
Todo en enero es concebible,
desde la blancura afilada de la nieve,
hermosa y altamente fracturadora,
al verano adolescente y enamoradizo
en otro extremo del mundo.
Enero es un mes que nunca
compartiremos
porque habitamos
latitudes y grados dispares.
JcS
Lo qué daría por un enero con nieve. Quizás, si pudiera disfrutar de un enero así, dejaría de odiarlo como lo odio hoy por hoy ~
ResponderEliminarUn beso o 2 #
Con esta delicadeza del lenguaje hasta me enamora el mes de enero... pero cuando pienso en la cuesta de enero, los nuevos recortes del gobierno, la subida de los billetes de metro, las gripes estacionales, los quilos de más... no puedo volver a caer en ese amargo desconsuelo... que me sabe a lunes
ResponderEliminarSaludos
se me ha venido encima todo lo que queda para el verano. Un saludo
ResponderEliminarPrecioso Julio.
ResponderEliminarEste poema, a mí me ha caído encima como una losa.
ResponderEliminarUn abrazo.