Páginas

jueves, 5 de enero de 2012

Enero

Enero es un mes de luz directa,
reveladora.
Agonizan los cosméticos alumbrados,
embaucadores y tramposos,
liquidados por despertares bajo cero.
Los cementerios hacen su agosto,
las sepulturas se llenan de ancianos,
de abrazos diplomáticos,
de deseos mutilados por la lucidez
que fue silenciada en diciembre.

Si de comienzos se trata,
renacer del frío que se enquista en los huesos,
sentirse hipotérmicamente vivo,
no requiere más que de la cuenta atrás del doce.
A partir del golpe de reloj
todo es creciente
menos la noche y el calendario
al que vamos desnudando
sin lascivia, con nostalgia,
con la resignación irreverente de los niños.

Enero es un mes acuñador de verdades:
de la verdad de las intenciones,
de las dimensiones ciertas de la verdad,
de la verdad adornada con mentiras,
de la mentira construida
con medias verdades.

Todo en enero es concebible,
desde la blancura afilada de la nieve,
hermosa y altamente fracturadora,
al verano adolescente y enamoradizo
en otro extremo del mundo.
Enero es un mes que nunca
compartiremos
porque habitamos
latitudes y grados dispares.
JcS

5 comentarios:

  1. Lo qué daría por un enero con nieve. Quizás, si pudiera disfrutar de un enero así, dejaría de odiarlo como lo odio hoy por hoy ~

    Un beso o 2 #

    ResponderEliminar
  2. Con esta delicadeza del lenguaje hasta me enamora el mes de enero... pero cuando pienso en la cuesta de enero, los nuevos recortes del gobierno, la subida de los billetes de metro, las gripes estacionales, los quilos de más... no puedo volver a caer en ese amargo desconsuelo... que me sabe a lunes
    Saludos

    ResponderEliminar
  3. se me ha venido encima todo lo que queda para el verano. Un saludo

    ResponderEliminar
  4. Este poema, a mí me ha caído encima como una losa.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar