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sábado, 24 de diciembre de 2011

Somos malditos trasnochados











Hacemos morada de esta noche seudopoética
infectada de luz artificial,
de empalagoso y hueco ruido.
Es aquí donde más seguros nos sentimos,
un paradójico refugio de luces parpadeantes
que atraen las bombas enemigas.
Se entonan cantos de sirena travestida
de guerrero, sibilinas profecías
anuncian el fin.
Consumimos sobredosis alcohólicas
de fingida valentía, rodeados de semejantes,
cercados por multitudes que creemos hostiles.
En ese “don de la ebriedad”
nos proclamamos auténticos,
pecaminosamente puros
enfrentados a la fascista corrección,
siervos de placeres falsamente devastadores. 
Hacemos de la iluminación nuestra causa
y nos descubrimos ungidos de malditismo.
Somos un remanente caduco
de neorromanticismo adaptado
a los tiempos del Iphone,
cautivos de la diferencia mal entendida.
Sentimos necesidad de autocompasión,
nos debatimos entre el heroísmo y el crimen.

La mañana nos rescata,
la luz nos desvela la realidad no disfrazada,
nos convertimos en verdaderos
celebrantes de los días.

JcS

martes, 20 de diciembre de 2011

Indolencia o fuego

Sobre el frío páramo que intuyo
debo escribir, porque mis manos
obedecen a la búsqueda de cálido consuelo.
Ahora que la nada empieza,
ahora que el poco acaba,
y de cíclicos retornos todo está estructurado,
es muy posible que se multipliquen
los argumentos para la denuncia y el cabreo.

Aún con eso, incoherentes, los átomos, las moléculas
y otros elementos de orden anímico
formantes de mi yo,
se muestran en clara disonancia
con la jacobina verdad.
Dentro de mi espíritu de vencido hombre
se elevan a potencia infinita las razones para la renuncia
por abatimiento.
Ahora que no puedo dejar de presentir
que las esperanzas son frágiles
y claramente fugitivas,
ahora que del escapismo
podría hacer defensa y excusa,
busco, por necesidad, una vez más, la posición correcta.

Dudo
entre dejar que mis venas inyectadas de nitrógeno
adormezcan el alma ciudadana, a la espera, 
indolente, de tiempos soleados,
o hacer del frío 
la causa para redescubrir el fuego.
JcS

sábado, 17 de diciembre de 2011

jueves, 15 de diciembre de 2011

De palabras y realidades

Los conceptos están vacíos
si no hay contacto con la realidad nombrada,
la física presencia de la idea.
No hay ausencia
si no me doblo sobre mí mismo, herido
por la existencia de tu hueco en mi espacio.
No hay felicidad sincera,
si mi diafragma no desobedece  
al nervio y provoca la carcajada
desde el estómago,
irreprimible, incontrolable.
No me vale la justicia si es sólo una retahíla
de renglones en un libro, numéricamente articulados.
La justicia es válida siempre que tú, que yo, que él, que ella,
seamos lo que somos,
sin condiciones ni permisos previos.
No hay libertad si no obramos
acorde a ella, aunque sea en un mero crujir de dedos.
No me valen los nombres de las cosas por sí solos,
me valen las cosas ciertas que dieron lugar al nombre.
Esto no es hacer poesía con palabras,
es de la poesía (del hecho mismo) de donde nacen las palabras.
Es el mundo lo que quiero
presente y accesible, para desvelarlo, definirlo, asumirlo
y envolverlo en versos.
JcS

lunes, 12 de diciembre de 2011

Estados II

De gravedad inversa
son tus abrazos que me elevan
a 9,8 m/s.
Tu invasión mística, mi éxtasis
rotundamente humano, remueven cimientos
con alto grado de telúrica potencia,
arrancándome de la tierra,
cercenando mis raíces.

De ascensión truncada
son tus ausencias que me arrastran
por un sólido mar de sal
con los pies llagados.
Llevo la sombra del olvido
y la indiferencia
cosida a la espalda.
JcS

jueves, 8 de diciembre de 2011

Borroso














Que estoy cansado de mi absurdo cotidiano
no es una verdad revelada por arcángeles
macabros y chistosos
que juegan a ser mensajería instantánea de Dios,
es una realidad que noto en las costillas,
en los pulmones y en la mandíbula apretada
masticando piedra.
Que a veces domina la apatía y el desorden es un hecho
cincelado a base de martillazos torpes,
el resultado, un artefacto algo alejado del canon
pero tampoco aceptado en la vanguardia,
un engendro desechable.
La vida últimamente me está pesando
y nunca tuve voluntad de Atlas,
que quisiera haber sido Apolo en el Parnaso
y me ha tocado mortal de penúltimo rango.
Que use un blog como sala de terapia
es una excusa para sesenta euros de ahorro
o necesidad, quién sabe, de consideración ajena.
La escritura libera, dicen algunos,
Capote decía que flagelaba,
claro que él hablaba de dones y de genios,
yo compongo sílabas en ilógico orden
para que alguien, si quiere, las descifre
o crucifique.
Cada día soy más exhibicionista
destapando miserias escondidas,
aunque todo se siga viendo borroso.
JcS

lunes, 5 de diciembre de 2011

Manida metáfora de la vida como un tren y golpe intermedio de platillos

Las pretendidamente honestas promesas
son altamente volátiles,
las infinitas bondades sí conocen un límite.
Todos los conceptos absolutos
son ceniza en la puesta en escena,
no son mentiras, son engaños
con su oportuna dosis de teatro.

Por eso, consciente de la trampa, aspiro a ser
adicto a los extremos,
aunque prometa, protocolariamente,
bajarme en la estación intermedia.


[No es verdad que el acróbata busque el equilibrio sobre la cuerda.
Perturbado y romántico
 está obscenamente encaprichado del peligro,
no lo dice, lo suda en las alturas.
La pértiga es sólo una distracción
para que no podamos descubrir el plan oculto en su rictus.
Lo que desea es saltar,
abrazarse a sí mismo en el vacío,
la pirueta insuperable y última,
eso sería el verdadero espectáculo]


El destino diario es la estación de la sosa virtud
la calma chicha,
pero fingiéndome despistado me la salto
para llegar al final de línea,
al borde del azotea,
a disfrutar del vértigo.
JcS

sábado, 3 de diciembre de 2011

De dudas y certezas



En instantes de súbito y mental desorden
descubro,
sin desvelos, sobresaltos, ni necesidad de espejos,
que las cosas que ahora sé son pocas,
quizás dos o tres,
pongamos siete.
Acepto el hecho sin rasgarme la autoestima,
será que perdí la dulce arrogancia de mis veinte años,
entonces, poseía un absoluto y celebrado conocimiento de todo.
¡Cuánto esfuerzo requería demostrarlo en interminables charlas,
entre tazas de café y copas de vino!

Hoy, un día cualquiera de diciembre,
a los treinta y dos,
declarada cifra perfecta hasta el próximo marzo,
veo que un batallón de dudas devora,
sin dar resuello alguno, a las certezas que no son tal.
Es un oblicuo alivio no estar seguro
de las causas últimas, de los accidentes intermedios,
de los próximos pasos.

Mi amigo “O” dice que soy un hombre aburrido y refunfuño,
mi amigo “I” exprime cada segundo y me lo recomienda.
Yo, que creo en los puntos de inflexión,
que en los puntos de no retorno nunca he creído,
puede que mañana les haga caso, 
que cambie algunas cosas, que respete otras.

Cada día soy más feliz por saber un poco menos,
tendré que aprender a reconocer
quizás desde un principio.
Me he sentado a escribir, entre embobado y contento,
aceptando mi renovada ignorancia.
La poesía me mira con una cómplice sonrisa,
ella tampoco ronda ya  los veinte años.
JcS