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sábado, 3 de diciembre de 2011

De dudas y certezas



En instantes de súbito y mental desorden
descubro,
sin desvelos, sobresaltos, ni necesidad de espejos,
que las cosas que ahora sé son pocas,
quizás dos o tres,
pongamos siete.
Acepto el hecho sin rasgarme la autoestima,
será que perdí la dulce arrogancia de mis veinte años,
entonces, poseía un absoluto y celebrado conocimiento de todo.
¡Cuánto esfuerzo requería demostrarlo en interminables charlas,
entre tazas de café y copas de vino!

Hoy, un día cualquiera de diciembre,
a los treinta y dos,
declarada cifra perfecta hasta el próximo marzo,
veo que un batallón de dudas devora,
sin dar resuello alguno, a las certezas que no son tal.
Es un oblicuo alivio no estar seguro
de las causas últimas, de los accidentes intermedios,
de los próximos pasos.

Mi amigo “O” dice que soy un hombre aburrido y refunfuño,
mi amigo “I” exprime cada segundo y me lo recomienda.
Yo, que creo en los puntos de inflexión,
que en los puntos de no retorno nunca he creído,
puede que mañana les haga caso, 
que cambie algunas cosas, que respete otras.

Cada día soy más feliz por saber un poco menos,
tendré que aprender a reconocer
quizás desde un principio.
Me he sentado a escribir, entre embobado y contento,
aceptando mi renovada ignorancia.
La poesía me mira con una cómplice sonrisa,
ella tampoco ronda ya  los veinte años.
JcS

6 comentarios:

  1. Cierto, cada vez resulta mas liberador aceptar que se sabe de lo que se sabe y de lo que no se sabe pues no se sabe porque igual no interesa, pero incluso eso da igual.
    Gran post!
    Pulgares arriba
    Un beso

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  2. Julio, qué más ser ignorantes si la poesía va a mirarnos con una cómplice sonrisa.
    Precioso.

    Un beso.

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  3. en ese vuelco de la vida en el que las certezas caen y se rompen es cuando uno debe comenzar a componer versos. Hasta entonces, menos escribir, hay que vivir, acumular experiencias y ser más chulo que un ocho. Un placer de lectura. Un abrazo

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  4. Todo lo dicho por jojoaquin, sin más.
    Un abrazo.

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